Integrantes del Departamento Técnico de Operaciones (DTO) de CEDOL, compartieron sus visiones y las acciones que están tomando en el marco del complejo escenario que plantea la pandemia.
La pandemia por COVID-19 sorprendió y afectó la realidad de todos los miembros de la sociedad. También de las empresas, en especial las de logística que no sólo siguieron brindando servicios ininterrumpidamente para garantizar el abastecimiento de la población, sino que tuvieron que hacerlo en un contexto marcado por el aumento de costos e improductividades –por protocolos y otras medidas sanitarias- que impactaron fuerte en su competitividad.
Pero la pandemia también trajo muchos aprendizajes como, por ejemplo, el manejo diario de la incertidumbre. En las operaciones logísticas, donde la mano de obra es un factor determinante para el cumplimiento de los servicios, el nuevo escenario afecta de forma indeterminada y permanente a las empresas: ausencia de personal por ser de riesgo, ser caso positivo o por contacto con una persona afectada por la enfermedad. “Estas situaciones son moneda corriente desde que el COVID-19 convive entre nosotros y genera todos los días el desafío de construir un rompecabezas operacional con las personas que tenemos, siempre con la premisa de cumplir con las entregas y la satisfacción del cliente”, destaca Alejandro Leiras, co-responsable del Departamento Técnico de CEDOL. Con este panorama, agrega, “la productividad de los servicios logísticos está en jaque todos los días, provocando gastos extras por la necesidad de ampliar la cantidad de personal, por los tiempos para limpieza entre cambios de turno y otros aspectos que desembocan en un incremento importante de los costos para las empresas”.
Por todo esto, las operaciones y el funcionamiento de los OL tuvieron que reconvertirse y adoptar diferentes protocolos alineados con la normativa y con medidas aprendidas a partir de la propia experiencia o la interacción entre colegas, como sucede en el marco del Departamento Técnico de Operaciones (DTO) que funciona en CEDOL, donde logistas de las diferentes empresas que conforman la cámara se reúnen para analizar el negocio y compartir acciones, medidas e incluso errores para mejorar entre todos la actividad logística.
Competitividad en pandemia
En este escenario marcado por la incertidumbre, la competitividad del sector se encuentra muy condicionada por la compleja situación que trajo la pandemia y las medidas que se vieron obligados a implementar para garantizar la salud de sus colaboradores y mantener el nivel de servicios a sus clientes. “Somos conscientes de nuestra gran responsabilidad por ser una de las actividades esenciales y, por eso, readecuamos las operaciones centrados en el cuidado de la salud y los protocolos para proteger a las personas y asegurar la continuidad de los negocios”, explica Luis Díaz, gerente de Operaciones Wharehouse de Grupo Logístico Andreani. Pero, por otra parte, reconoce que “atentos a las demandas del contexto aceleramos iniciativas de automatización e inversión en nuevas tecnologías que permitirán seguir cumpliendo con los indicadores de calidad y las expectativas de los clientes”.
No obstante, y pese a las distintas medidas implementadas por los operadores logísticos, la competitividad y productividad del sector, se resiente de todas maneras por diversos factores. Según Gastón Varela y Diego Buzzalino, gerentes Corporativos de Logística y de Transporte, respectivamente, en Tradelog, “incluso en regiones donde los indicadores de productividad se mantuvieron positivos a partir de la preparación de pedidos -acompañado por la distribución en la última milla-, notamos que los intensos controles aplicados en varias zonas del país llevaron los porcentajes a niveles negativos”.
Por su parte, desde marzo, ID Logistics estableció un comité de crisis para afrontar la situación y aplicó protocolos de prevención tomados de sus filiales europeas que se perfeccionaron según la legislación local y las experiencias compartidas entre colegas en el DTO de CEDOL. En ese sentido, Guillermo Novellino, director de Operaciones de la compañía, cuenta que “entre los principales factores de prevención se definió el distanciamiento social como una clave para mantener la salud del personal y, para lograrlo, la situación que más nos preocupó fue el ingreso y egreso de las personas en los cambios de turno, ya que se concentran más de 100 colaboradores. Para eso, adoptamos células de trabajo que, de manera ordenada, permiten la circulación escalonada y evitan la concentración en vestuarios”.
Además de la desinfección y limpieza de los espacios comunes y superficies de trabajo, a medida que el personal ingresa por una cabina de sanitización se le entrega un barbijo y guantes de látex para las primeras 4 horas de trabajo y se higienizan las manos con alcohol en gel. Pero todo este proceso de movimiento de personas genera tiempos muertos que se traducen en una merma considerable en la capacidad de producción que absorbe la compañía para asegurar la continuidad operativa y el servicio a sus clientes.
Entre las mediciones de improductividad realizadas por la compañía, identificaron que se pierden 45 minutos por turno en el ingreso y egreso por células y sanitizaciones. Mientras que para la sanitización completa de un sector se necesitan 3 horas por evento, en caso de un positivo confirmado. A todo esto, debe sumarse el aumento de ausentismo y reemplazos con personal de menor experiencia por “cerco sanitario” con productividad individual por debajo de la meta.
Flexibilidad y adaptación
El nuevo escenario de competitividad que vislumbran las empresas de logística apunta a reducir costos con mejor nivel de servicio para lo cual, definitivamente, se requiere automatización e inversión en tecnologías para la cadena de abastecimiento. “Si bien estos parámetros son un estándar en los lineamientos de todo OL, en este desafiante entorno signado por altos costos y servicios con demanda intensiva de mano de obra, debemos trabajar en la reconversión de nuestros negocios de crossdocking con nuestros clientes”, aseguran Varela y Buzzalino. Y añaden que “de esa manera podemos agregar valor y mejorar los niveles de servicios expandiéndolos y, en consecuencia, volviéndonos más competitivos”.
En efecto, a esta altura, es innegable que la pandemia modificó planes y proyecciones, pero el sector logístico se caracteriza por encontrar oportunidades en donde aparecen dificultades. “La logística pasó a tener gran visibilidad al permitir el abastecimiento del país y la continuidad de las actividades económicas; y eso aceleró el crecimiento del sector de manera exponencial, colocándonos en un lugar de enorme responsabilidad”, sostiene Díaz. Para el especialista, los OL tuvieron que garantizar la distribución de productos básicos, responder a un consumidor cada día más exigente y a pymes que requerían del comercio digital para afrontar un contexto complejo que impacta inevitablemente en los niveles de productividad.
En cualquier caso, los operadores logísticos deben cuidar al personal y acostumbrarse a las nuevas normas y protocolos, cumplirlos de forma permanente y seguir perfeccionando mejores prácticas para este escenario, como invertir en capacitación, insumos y herramientas para que la gente sepa que su salud está protegida y puede hacer su trabajo con seguridad.
“Pensando en el futuro, la flexibilidad y adaptación deben ser un foco de la gestión de talentos al momento de brindar soluciones a las nuevas necesidades del mercado y los clientes”, dice Novellino, para quien otros factores determinantes son la capacitación y entrenamiento en todos los niveles, la mejora continua con herramientas Lean y el apoyo con la tecnología móvil para facilitar el control y la información.
En definitiva, los protocolos vinieron para quedarse e implementarlos dentro de los procesos diarios permitirá cuidar la salud de todos para, desde esa posición, hacer foco en reducir costos de operaciones, eliminar improductividades, optimizar el nivel de servicios y desarrollar la competitividad del sector logístico.
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