“Hacen falta muchas inversiones en infraestructura y horizontes razonables para planificar” 

Juan Martín Piccirillo es licenciado en Economía, graduado de la Universidad del Salvador y la Universidad de Paris I Panthéon-Sorbonne. Cuenta en su haber con sendas maestrías en Economía Urbana de la Universidad Torcuato Di Tella, y en Finanzas de la Universidad del CEMA, y realizó otros estudios de posgrado en Regent’s University London, en el Reino Unido.

Se desempeñó en el Centro Tecnológico de Transporte, Tránsito y Seguridad Vial de la Universidad Tecnológica Nacional, en la Cámara Empresaria del Transporte Urbano de Buenos Aires (CETUBA) y en el Ministerio de Producción de la Nación, donde colaboró en el desarrollo de políticas públicas para el transporte y logística.

En el Ministerio de Transporte, en tanto, fue coordinador de Estudios y Proyectos con Financiamiento Externo, y director de Estudios y Estadísticas de la Subsecretaría de Puertos, Vías Navegables y Marina Mercante. Desde mediados del 2023, es codirector técnico de la Cámara Empresaria de Operadores Logísticos.

-Para usted, la logística es…

-Hay cientos de maneras de definirla. Una de ellas es como el proceso mediante el cual se logra que los bienes estén dónde se los necesita, cuándo se los necesita y de la forma en que se los necesita, con todas las tareas que ello implica. Desde una visión más amplia, es la actividad que hace posible el desarrollo de las otras actividades de la economía. Por eso es tan importante para el desarrollo, mucho más de lo que pueden sugerir su participación en el PBI, en la cantidad de puestos de trabajo, o su impacto en los precios al consumidor. 

-¿Cómo describiría la actualidad del sector logístico argentino?

-Como la de la economía en general, navegando el día a día. En este contexto es importante no perder de vista el largo plazo. Los incentivos son complicados: en un contexto normal, una innovación que baje los costos un 1% es valiosísima. En el contexto actual, es insignificante comparada con lo que se juega en cada ajuste por inflación.

-¿Qué nivel poseen los operadores logísticos argentinos?

-Si hablamos de operadores propiamente dichos, el nivel es muy bueno. Hay empresas en CEDOL que son de categoría mundial, y no me refiero sólo a las multinacionales. Ahora bien, si hablamos de las actividades de logística en general, creo que el panorama es de lo más variado. Estos operadores de primer nivel conviven con prestadores que se manejan con niveles variables de informalidad. No deja de ser un reflejo de la economía argentina. 

-¿Cómo son los profesionales y recursos humanos del sector? 

-En estos temas no existen atajos. Los recursos humanos son de primer nivel, producto del compromiso que el sector tiene con la capacitación continua. Es imposible brindar un buen servicio si el personal no está capacitado y motivado. 

-¿Cuál es su visión estratégica de la logística como negocio? ¿Por dónde pasa el negocio actual y cómo será en el futuro?

-Lo obvio: negocio es y será satisfacer las necesidades de los clientes. En la práctica, esto va a consistir en seguir adaptándose a nuevas demandas y tecnologías, muchas de las cuales aún no conocemos.

-¿La logística argentina es tan cara como sostienen desde ciertos sectores?

-En el país hay ineficiencias de todo tipo, y la logística termina siendo el chivo expiatorio. No es raro ver una cadena en la cual el producto cambia de manos varias veces antes de llegar al consumidor final. La incidencia de la logística en un caso así se incrementa, pero porque el producto estuvo viajando de un lugar a otro cada vez que cambió de manos. La culpa no es de la logística. Esto no quita que haya aspectos en los que se pueda mejorar. La mejora continua es parte del ADN de la actividad. 

-¿Qué reflexión hace cuando escucha que hablan de la logística como culpable de la suba de precios en productos?

-Es uno de los temas que no importa cuántas veces se aclaren, siempre terminan resurgiendo por esta cuestión de encontrar al culpable más a mano. El hecho es que, salvo excepciones, la incidencia es baja. En el contexto inflacionario actual, el aumento de costos logísticos de muchos bienes de consumo masivo resulta irrisorio en comparación con el aumento en los precios al consumidor de esos mismos bienes.

-¿Cuáles son los principales problemas que afronta la logística argentina?

-Existe cuestiones de infraestructura y regulatorias que indudablemente tienen importancia, pero, en el contexto actual, la dinámica de la economía es el principal problema para cualquier actividad que se desarrolle en el país. Específicamente en lo que hace a la actividad logística, es posible mencionar dos temas: el marco normativo de la relación con los transportistas tercerizados, y la flexibilidad para operar durante los fines de semana de manera acorde con las necesidades de los clientes. 

Si le tocara armar un Plan Logístico Nacional a 15 años, ¿cuáles serían los tres primeros puntos que definiría como esenciales?

-A riesgo de ser repetitivo, cualquier plan que se pueda elaborar va a jugarse gran parte de su éxito en la consistencia macroeconómica. Hacen falta muchas inversiones en infraestructura, y para eso horizontes razonables en los cuales planificar. Las cuestiones ambientales, sin dudas, deben ser un tema central, pero sin pretender importar soluciones prefabricadas. El país tiene mucho potencial para explotar tecnologías ya desarrolladas, como el GNC, que pueden cumplir un rol en la transición hacia formas de movilidad aún más limpias. Incluso si vemos al sector transporte como un todo, puede haber más emisiones por bajar mediante el reemplazo de vehículos viejos por otros nuevos con igual combustible, que los nuevos por eléctricos. La clave, al igual que con la infraestructura, es la sostenibilidad económica. Es importante no tomar decisiones basadas sólo en razonamientos teóricos, sobre todo en cuestiones de asignación modal y de tecnologías de propulsión. 

-Para 2050, la logística argentina…

-Será irreconocible, pero estará apoyada en los mismos pilares.