“Para armar un plan logístico nacional a largo plazo, en primer lugar, es necesario un acuerdo político, pero en serio y negociado, con compromiso y sin fisuras, después vemos qué hacer …”.

Testigo y protagonista de la evolución de la actividad logística en la Argentina, el actual director técnico de CEDOL brinda su visión del sector y sus experiencias recogidas a lo largo de toda una vida dedicada a las operaciones de la cadena de abastecimiento. 

– ¿Cómo describiría la actualidad del sector logístico argentino?

-Creo que el mundo logístico internacional está atravesando un tiempo de cambios. En los últimos cinco años se sucedieron hechos cuyas consecuencias no teníamos en cuenta: los famosos cisnes negros del Canal de Suez, el COVID-19, la elevada inflación mundial y la situación bélica en Europa. Las cadenas de abastecimiento se volvieron más difíciles de gestionar y mostraron su fragilidad ante las disrupciones. En el mundo desarrollado, los logistas tienen que replantean el equilibrio entre costos y servicios en las cadenas de abastecimiento. No es el único desafío, pero si habrá que tenerlo en cuenta. En América latina puede ser una oportunidad para nuestros países. Debemos prepáranos para dar ejemplos que nos abran en forma directa o indirecta las puertas a esta oportunidad. Observo muy bien a la Argentina en las iniciativas privadas llevadas a cabo, superando todas las pruebas, incluso el manejo de la vida real durante el aislamiento producto del COVID. También es un sector que continuó invirtiendo y dando servicios ante situaciones de alta inflación de costos. Y logró sortear los déficits públicos existentes en materia de logística.

– ¿Qué nivel poseen los operadores logísticos argentinos? 

-Los 3PL integrales pasaron con éxito el hecho de tener que acompañar una economía de bienes que hace diez años que no crece. Sin embargo, también acompañaron la explosión del eCommerce, superando el proceso inflacionario del año pasado con indicadores superiores al 100%. En materia de tecnología, el sector se mantiene a la altura, con sistemas que trabajan de manera eficaz. La logística, al ser una tarea esencialmente mano de obra intensiva, siempre tuvo una oferta laboral alta. En los últimos años, a la mano de obra se le deben sumar procesos tecnológicos para intentar acompañar las nuevas modalidades de servicio que se van presentando 

– ¿Cómo son los profesionales y recursos humanos en logística? 

-Son la columna vertebral del sector. Por su naturaleza, el trabajo a distancia es más complejo en logística: reciben, almacenan, preparan, cargan, despachan y entregan. En este sentido, habrá que ir creando figuras con mayor tecnología incorporada que disminuyan la presencia y aumenten el home office. Esto implica todo un desafío. Es un sector que invierte gran parte de sus costos en capacitación, tecnología y equipamiento. Hay una interesante oferta de soluciones tecnológicas, tanto de automatización como de sistemas de información, hacia las cuales se están orientando inversiones para ganar competitividad, bajar costos y mejorar la eficiencia. Para ello es necesario un contexto macroeconómico más estable y con facilidades de financiación.

– ¿Cuál es su visión estratégica de la logística como negocio? ¿Por dónde pasa el negocio actual y cómo será en el futuro?

-Vivimos en un mundo globalizado desde el punto de vista de la fabricación y el consumo. Dentro de este esquema, la logística y la supply chain juegan un papel primordial. Se puede tener el mejor producto al mejor precio y con gran publicidad, pero si el mismo no está disponible cuando el consumidor final lo requiera, no sirve de nada.

– ¿Hay un área dentro de la logística en la actualidad que destaque por sobre el resto o sea clave a futuro? ¿Por qué?

Se observan los avances de los 3PL en especializaciones. Cuando uno consolida varias especialidades, sólo por efecto volumen mejora la experiencia. El real trabajo en equipo entre el generador de carga y el 3PL continuará siendo clave para generar un efecto sinérgico a la operación. Esto debe estar presente desde el inicio de la operación, con la firma misma del convenio que los una. Se deben buscar las mejores alternativas para vencer las dificultades y cumplir con el objetivo fijado. 

– ¿La logística argentina es tan cara como sostienen desde ciertos sectores? 

La inflación produce una elevada distorsión de precios relativos. El mecanismo comparativo entre productos y servicios en nuestro país está destruido. Pronosticarlo es una ilusión. Si lo medimos por nuestro IPC, estamos bajo Zimbabue, Líbano, Venezuela, Siria y Sudan. En un contexto de alta inflación generalizada, surge una distorsión de los precios relativos de los servicios y productos entre sí.

– ¿Qué reflexión hace cuando escucha que hablan de la logística como culpable de la suba de precios en productos?

-Nuestros indicadores suben anualmente, con las distorsiones mencionadas. El principal costo, el combustible, surge del Estado, YPF y el resto de las petroleras, muy por arriba del 120%; los neumáticos, en el orden del 124%; el material rodante, en situación de emergencia, arriba del 150%. Si vemos los indicadores armados por las universidades, todos subieron algo más bajo que los componentes mencionados y levemente por arriba del índice de precios internos al por mayor. Los operadores utilizan costos para sus operaciones, pero nos los originan. En realidad, son víctimas también del sistema de inflación distorsivo de precios relativos, a veces algo más abajo y otras más arriba. Para realizar una comparación, hay que hacerlo en función del nivel de servicio que se requiere para mayor competitividad: las distancias geográficas, el grado de consolidación, el estado de las rutas y sus costos. El 95 por ciento aproximado de la carga nacional se transporta vía camión, por lo que el estado de las rutas, los caminos, los lugares de cross dock y los puertos son fundamentales 

– Si le tocara armar un Plan Logístico Nacional a 15 años (o más), ¿cuáles serían los 3 primeros puntos que definiría como esenciales? 

-En primer lugar, es necesario un acuerdo político, pero en serio y negociado con compromiso, sin fisuras, después vemos qué hacer. Todo tiene posibilidades dentro de un acuerdo consensuado sin fisuras.