Por Carlos Musante, Responsable Técnico de CEDOL y ALALOG.

2018 ha sido un año de fuerte y directo impacto en los costos de las operaciones, tanto por la suba de los indicadores del mercado, por ejemplo, el Índice Cedol que batió todos los récords con 58,32% de incremento (especialmente por la suba del combustible: 76,9 %), como también por otros costos ocultos que no se miden en términos de polinómicas pero que se sufren en forma directa, como la capacidad ociosa de las inversiones y de las operaciones que -según el tipo de producto- puede haber variado entre 5% y 20% según las diversas estimaciones.

La situación del año que finalizó, además, generó varias distorsiones, fundamentalmente, con 2 efectos directos: Por un lado, una fuerte reducción de los niveles de rentabilidades, en muchos casos con cifras incluso negativas. Y, por otro, la obligación de desarrollar una “gimnasia” para la búsqueda de precios que deteriora las relaciones comerciales y pone en jaque los niveles de servicios, otra cara de los incrementos de costos. Todo por la forma en que se presentaron los incrementos, en especial del combustible y del tipo de cambio.

Esto no es bueno para nadie, menos aún para los consumidores.

A este escenario, asimismo, se debe sumar la fuerte presión impositiva sobre las actividades, la cual constituye otro escollo en los resultados y niveles de servicios.

A partir de ese panorama, el año 2019 obliga a los operadores logísticos a tratar de recuperar las subas de costos no reconocidas por el mercado pero que han sido una realidad aún en las polinómicas. También, a continuar con las inversiones que el mercado demanda y que fueron siempre una de las características de los operadores en Argentina y el mundo. Un mundo, dicho sea de paso, en profundo cambio que necesita dedicarse a la incorporación de tecnologías y procesos que faciliten el comercio de la región.

 

Planificación con inflación

Las operaciones deben planificarse, tanto por parte de los operadores como de sus clientes, por ello el efecto distorsivo de la inflación causa tantos estragos en las rentabilidades como en las relaciones, en las finanzas y en la financiación del capital de trabajo, con una tasa de interés prohibitiva para este sector de servicios que no tiene -ni quiere- stocks propios para protegerse, si se buscan los mejores recursos para administrar los inventarios de los clientes. En segundo lugar, colaborar con los clientes para el crecimiento del volumen. Sabemos que las tendencias no marcan grandes incrementos, pero al menos debemos evitar más caídas, aprovechar la capacidad ociosa y volvernos más productivos y sustentables. Esa es nuestra misión para con el mercado logístico.

La actividad logística es, como todos conocen, mano de obra intensiva y de difícil capacitación, por lo que todos los esfuerzos se dirigen a que todos crezcan según la productividad de sus actividades. Es preciso recordar que los 3PL viven y trabajan para los requerimientos de sus clientes, para el incremento de la productividad de ambas partes; por lo que es necesario modificar nuestras acciones en la dirección del cambio que se pretende generar. Sin embargo, con estos niveles de inflación o tasas de interés, y con caída de volúmenes, se hace mucho más difícil de obtener el objetivo.

Los operadores logísticos deseamos volver a las épocas donde dedicábamos nuestro esfuerzo a mejorar la administración de los flujos reales y a obtener una operación eficiente, eficaz y sustentable en el tiempo.