Por Hernán Sánchez, Presidente de CEDOL

El concepto de desarrollo sustentable superó los espacios asociados con el medio ambiente para ocupar un lugar preponderante en la agenda de las organizaciones de todos los rubros y todos los tamaños. 

De hecho, la gestión responsable de los negocios es un pilar no solo para cuidar el planeta, sino también para garantizar el éxito de la propia empresa, en un contexto en el que consumidores, inversores, gobiernos y socios comerciales exigen prácticas éticas, transparentes y comprometidas. 

Por supuesto, la industria de la logística no solo no quedó ajena a este fenómeno, sino que incluso se consolida como uno de los sectores con mayor potencial para contribuir con este tema.

El aporte de la logística

La sustentabilidad se define como “el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de satisfacción de las necesidades de las futuras generaciones”. ¿Desde qué ángulos la logística puede hacer sus aportes?

Algunos de los caminos más comunes están directamente relacionados con el negocio: desde el uso de aplicaciones para optimizar rutas y así disminuir la huella de carbono e incrementar la vida útil de los vehículos, hasta la migración de la flota hacia tecnologías menos contaminantes (vehículos o maquinarias eléctricas en lugar de accionadas por gasoil o GLP). 

Desde una utilización acotada del agua para el lavado de las unidades, pasando por un manejo responsable de los residuos peligrosos (aceites usados, filtros, baterías o cubiertas), reutilización o reciclado de materiales empleados en las operaciones (en especial, maderas, cartón y papel film para embalaje) o la implementación de sistemas de trazabilidad de extremo a extremo para verificar que toda la cadena de suministro aplique mecanismos éticos y justos de trabajo.

Otros, tienen que ver con tendencias que se vislumbran en todas las industrias: menos impresión de papel a partir del uso de formularios electrónicos, recambio de la iluminación en las instalaciones por luces LED o el uso de materiales verdes en la construcción de nuevas facilidades.

Las alternativas son tantas que resulta imposible enumerarlas en un único artículo: la logística juega un rol clave en las cadenas de valor y en prácticamente todas las actividades económicas.

Un desafío cultural para las empresas

En cualquier caso, el viraje hacia modelos sustentables es, ante todo, un enorme desafío cultural para las empresas logísticas: deben definir e identificar los valores y los objetivos, proponer mecanismos concretos para abordarlos, establecer métricas para medir los resultados y rendir cuenta de todo lo actuado para los públicos de interés a través de los cada vez más frecuentes -en el sector logístico y en todos los sectores- reportes de sustentabilidad. 

Este, por ejemplo, es uno de los puntos que se tratan en el primer e-book que desarrollaron las empresas del sector logístico en Argentina, como uno de los hitos dentro de una lista extensa lista de cosas por hacer para impulsar ese cambio cultural que esto supone.

Otro de los puntos es el involucramiento de la alta dirección: cuanto más se comprometan, dando el ejemplo, inspirando y apoyando las iniciativas, mayor será la probabilidad de éxito. 

La capacitación del personal es otro elemento clave: es esencial para desechar viejas prácticas poco sustentables, adquirir nuevas formas de pensar el trabajo y poner la responsabilidad por el medio ambiente y la comunidad en el centro de la operación. 

Recientemente se dieron varios pasos para contribuir de modo serio con esta cuestión: además de que 7 de cada 10 empresas logísticas ya trabajan en su propia medición de la huella de carbono, la Cámara Empresaria de Operadores Logísticos (CEDOL) inició un proyecto junto a IRAM para la definición de parámetros de industria que permitan a todos tener un camino a recorrer.

En definitiva, las empresas logísticas tienen todos los elementos para priorizar la sustentabilidad y ser el factor de evolución para que la cadena de valor impulse la agenda de sostenibilidad más allá de sus primeros puntos de contacto naturales dentro de ella.