Según un informe de Cippec publicado en La Nación, el movimiento de grandes volúmenes de carga de exportación será el motor de crecimiento para Argentina y, se estima, que para 2023 su aumento sea entre un 25 y un 50%.
El Área de Desarrollo Económico del Centro de Implementación de Políticas Públicas (Cippec) publicó recientemente un nuevo documento de políticas públicas titulado «Infraestructura logística. Hacia una matriz de cargas para la competitividad y el desarrollo sustentable», donde destaca que «la próxima década presenta un desafío estratégico para la logística argentina de cargas: movilizar crecientes volúmenes de carga de exportación, que podrían aumentar entre un 25 y un 50% hacia 2023″.
El documento lleva la firma de dos reconocidos profesionales en el análisis de costos y de la situación del transporte, la logística y la infraestructura del comercio exterior en la Argentina: José Barbero y Lucio Castro.
«La logística de cargas tiene una importancia crucial para las posibilidades de crecimiento con equidad en la Argentina. Impacta en la competitividad de las exportaciones, en el acceso de importaciones esenciales, en los costos de distribución interna y, por lo tanto, en la calidad de vida de los ciudadanos. Afecta, además, las posibilidades de integración territorial de la Argentina y tiene un peso determinante en el consumo de energía y en las emisiones de gases responsables del calentamiento global», resume Castro.
El foco del trabajo puede resumirse en la advertencia de lo que vendrá. «Estimamos que hacia 2023 los volúmenes de exportación podrían aumentar de un 20 a un 45 por ciento, se intensificarán los lazos comerciales con América latina y el Asia Pacífico y muy posiblemente se diversificará la matriz productiva, generando demandas para una logística de más calidad y más especializada», agrega Castro. El problema es que el desempeño logístico reciente del país se ha ido pauperizando con el pasar de los últimos años. La Argentina, que supo tener los mejores guarismos de América latina, hoy fue superada por México y Brasil, y sus costos logísticos aumentaron más de un 35% en la última década, afectando sobre todo a las regiones más lejanas de los centros de exportación. «El aumento de los costos logísticos desalientan la inversión y, por lo tanto, la creación de empleos de calidad y así, la reducción de la pobreza y la inequidad en regiones como el NEA y el NOA», apunta Castro.
El economista destacó que la matriz de cargas argentina esta congestionada y fuertemente concentrada, y que las demoras repercuten en la calidad del servicio y provocan un aumento de los costos.
«Dada la creciente congestión de los puertos, el crecimiento de la carga exportada presenta desafío de políticas de magnitud, para lo que es necesario avanzar en políticas de mejora integral y cambio de la matriz modal, triplicando la participación del ferrocarril, sobre todo desde los centros de acopio a los puertos», indicó.
Las inversiones en centros de carga y descarga y de material rodante, entre otros, ascienden a alrededor del 2% del PBI, «pero entre los beneficios que traerá modificar la matriz se cuentan los menores costos, la mejora de la competitividad y un avance en la ecosuficiencia del sistema de transporte gracias a un menor consumo de combustible y una reducción en las emisiones que impulsan calentamiento global», amplió Castro.
Pero el punto de partida para preparar la infraestructura y las políticas adecuadas de cara al incremento de las exportaciones de la próxima década es desventajoso. Los costos logísticos de los últimos 10 años, deflactados por la inflación, aumentaron un 35%.
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