Con una completa agenda coordinada por Carlos Musante, se analizaron los aspectos políticos, económicos, logísticos y jurídicos que marcaron el rumbo de 2024 y las proyecciones para 2025.

El encuentro fue propicio para analizar aspectos políticos, económicos, logísticos y jurídicos que marcaron el rumbo del 2024 y se presentaron las proyecciones para el 2025. 

En el primer bloque, Jorge Liotti del diario La Nación realizó un análisis político y Juan Luis Bour, director de FIEL, uno económico. Remarcaron la recuperación lenta pero sostenida de los ingresos formales y un crecimiento lento de los salarios, que vienen de niveles muy bajos. Estiman que la tasa de inflación anual para 2024 dará en diciembre un 118% y que para el 2025 será de un 31%.

Seguidamente, Jorge Jares, Analista de Flujos Logísticos presentó sus proyecciones logísticas para 2025 y Lucio Zemborain, de Estudio Zemborain, las reformas legales relacionadas al empleo que afectarán a las empresas el año próximo.

Como cierre del evento, se realizó un panel empresario que contó con la participación de Marcelo Mattio, vicepresidente de Urbano Express, Hernán Sánchez, presidente de CEDOL y FAETyL y director de Celsur Logística, Ramiro Molina, CEO Plaza Logística y Gustavo Figuerola, presidente de TRP – Dubai Port, y fue coordinado por Mauro Sperperato, socio fundador de Sinapsys.

Analizando la situación actual, Figuerola remarcó que el sistema portuario argentino tiene una vacancia del 50% y que viene de un primer cuatrimestre muy malo. “La caída en las importaciones fue la peor de los últimos 20 años, pero por suerte ahora estamos viendo una recuperación. Hoy es más fácil importar y liberar cargas.” Por su parte Sánchez analizó que la acumulación de inventario no solo estaba relacionada al contexto inflacionario, sino también a la incertidumbre por la disponibilidad de producto: “Esta acumulación de producto en toda la cadena genera una distorsión que no permite estimar una demanda real. Creo que eso ocurrió y se está terminando de acomodar.”

Para Mattio “vivimos una tempestad el año pasado, por los permanentes aumentos de costos, que se trasladaron a los productos. Esperamos que al controlar la inflación y las paritarias se logre calmar la situación, y que esa tormenta que vivimos no siga a futuro.” Sánchez agregó: “probablemente lo que exista es un reacomodamiento de márgenes, si continúa esta baja de inflación y se logre una búsqueda genuina de productividad y generación de riqueza.”

En cuanto a los cambios que generó la pandemia, especialmente en los procesos logísticos y en los tiempos de entrega, Mattio planteó la importancia de evaluar también el impacto social y ambiental de todo esto, y que hay que poner en la balanza si es más importante distribuir más rápido y aumentar nuestra huella de carbono, cuando hay productos que no es necesario que los recibamos en dos horas. “Si todos los días tenemos que llegar a todos lados, no hay combustible que alcance. Empecemos a pensar en el impacto que nuestra empresa genera, además del impacto económico.”

Para Molina, hay momentos críticos en el negocio de infraestructura logística y se deben considerar pautas medioambientales, huella de carbono, calentamiento global al momento de la construcción. Además, otra forma de colaborar positivamente con el medioambiente es considerar que “el costo de infraestructura de warehousing impacta en el costo de la distribución, ya que se ahorran en distancia, tiempo y combustible.” Para concluir, Sánchez expresó “Nadie hace mejor las cosas que una logística eficiente y la logística eficiente es la que más cuida al medioambiente.”