“Para sostener el liderazgo de la logística argentina se requieren políticas para el sector que faciliten su desarrollo”

Rubén Tornadú tiene muchos años en el sector logísticos. Tantos, como para atravesar y aprender de cada una de las fases que tuvo la logística en el país; y también, los suficientes para conocer a fondo los secretos de la actividad. 

Ahora, como director de TRF, no duda en asegurar que la logística es “el corazón de la cadena suministros”. Según su visión, con el paso de los años, la actividad se convirtió en “el eslabón indispensable y especializado entre el productor y su cliente”.

¿Cómo describiría la actualidad del sector logístico?

Demostramos un alto nivel de eficiencia, profesionalismo y compromiso con la sociedad, lo cual se vio reflejado en un período tan difícil como el de esta pandemia. No hubo desabastecimiento de ninguna índole gracias al compromiso de todo el sector logístico. Trabajamos incansablemente para sostener tanto las fuentes de trabajo, como el abastecimiento de todo el canal comercial, particularmente de alimentos, limpieza, combustibles, medicamentos e insumos sanitarios para establecimientos de la salud,

Por otro lado, nos enfrentamos a dificultades complejas que hacen mucho más lento el proceso de desarrollo debido a los inconvenientes para acceder a nuevas tecnologías, o los problemas para abastecernos de insumos básicos como cubiertas, el recambio de unidades o la renovación de equipos y equipamientos para los depósitos.

Además, la dificultad de acceder a créditos a tasas razonables y los inconvenientes para conseguir la última tecnología ponen en riesgo la sustentabilidad a largo plazo del nivel que alcanzamos como sector industrial. 

¿Qué nivel poseen los operadores logísticos argentinos?

Realmente, es de primer nivel, incluso dentro de los más altos estándares de calidad, profesionalismo y tecnología a nivel mundial. Por algo Argentina, a través de Cedol fue reelegida para presidir la Asociación Latinoamericana de Logística (ALALOG). Es un reconocimiento al liderazgo que tenemos en la región. 

Pero para sostener ese liderazgo, es imprescindible definir, en lo inmediato, políticas para el sector que faciliten el desarrollo. Sobre todo, considerando que somos un segmento generador de demanda de mano de obra intensiva.

¿Cómo son los profesionales y recursos humanos del sector?

El desarrollo de nuevos profesionales, la creación de carreras específicas para la formación en logística y el convencimiento de nuestras empresas de la importancia de la capacitación, llevaron a nuestro sector a un nivel de excelencia que mejora día tras día y año tras año.

Tanto desde Cedol, como desde Arlog, la capacitación de nuestros colaboradores es una propuesta permanente que da sus frutos de manera constante desde hace muchos años.  Esto nos permite, a su vez, afrontar las nuevas demandas que presenta el mercado actual y el cambio de paradigmas que necesariamente deberemos enfrentar en el futuro inmediato.

¿Cuál es su visión estratégica de la logística como negocio?

La logística en el mundo pasó a ser indispensable. No se puede concebir, salvo que se invente la máquina de transportar materia, un mundo sin logística. La inventaron los militares para llevar adelante el abastecimiento de las tropas y era tan o más importante que las mismas balas. En la actualidad, esa importancia está dada por abastecer la demanda de bienes e insumos que requiere el mundo globalizado. 

Se podrán desarrollar las tecnologías más impensadas, pero los productos hay que prepararlos con personal y transportarlos de un punto de fabricación o producción hasta el cliente. Es decir, se podrá mejorar y tecnificar la forma de preparar despachos o incluso transportar por medios que hoy ni imaginamos, pero siempre habrá que mover productos.

¿La logística argentina es tan cara como sostienen desde algunos sectores?

En la vida, echarle la culpa al otro siempre es lo más fácil, y también una muestra clara de cómo evadir responsabilidades propias. En un mundo donde los números mandan y el nivel de servicio es cada día más exigente, las empresas de nuestro país trabajan para darle a sus clientes los mejores precios y el mejor servicio en función de los costos que debemos afrontar. Esto debe ser visto dentro de la realidad macroeconómica en la que nos desenvolvemos.

Sin dudas, mirar los costos logísticos en un país con inflación de un digito, tasas de interés de 3% o 4%, reglas de juego claras y estables, no es lo mismo que hacerlo en otro escenario con 50% de inflación, tasas crediticias que superan las posibilidades de endeudamiento de las empresas y con dificultades para proyectar a mediano plazo. 

Entonces, qué reflexión hace cuando escucha que hablan de la logística como culpable de la suba de precios en productos.

Que quien lo hace no tiene la menor idea de lo que está diciendo, o lo dice con un interés personal para desviar el foco de atención hacia quienes somos una parte importante de su cadena de valor.

En nuestros costos, más del 50% lo representan los impuestos y así lo han demostrado claramente distintos relevamientos realizados por cámaras y federaciones.

Otro factor determinante es un costo sobre el cual no podemos hacer nada: los combustibles. Y a todo esto hay que sumar el tema salarial, que también sigue parámetros propios de los impactos inflacionarios que venimos soportando desde hace varios años.

Todo esto deja muy poco margen de costos sobre los cuales podemos actuar y ahí, precisamente, es donde trabajamos para ser más eficientes y ofrecer a nuestros clientes el mejor precio, con el mejor servicio y con baja rentabilidad para poder sostener el negocio.

Si le tocara armar un Plan Logístico Nacional a 15 años (o más), cuáles serían los tres primeros puntos que definiría como esenciales.

Es muy difícil pensar en un plan a 15 años cuando no se puede planificar para los próximos dos años, más aún en un proceso de pandemia. Sin embargo, el único camino posible es dejar de lado los egoísmos, las diferencias e intereses particulares para unirse en lograr lo mejor para nuestro país.

Una prueba concreta de esto fue el proyecto “Seamos Uno”, donde distintos sectores de la industria, la logística y organizaciones sociales y religiosas lograron de manera transparente y eficiente entregar 1.000.000 de cajas de alimentos de primera calidad a las familias que más lo necesitaban en el comienzo de la pandemia.

Con este ejemplo, hacer un plan a 15 años exige que se dejen de lado intereses individuales para pensar en grande y sentar en la mesa a las distintas disciplinas del transporte, cámaras empresariales, sectores gremiales, ministerio de transporte y economía para definir de qué podemos ser más eficientes, cómo generar puestos de trabajo y bajar la carga impositiva sin recaudar menos. En definitiva, trabajar por una Argentina mejor para todos.

Por último, cómo se imagina a la logística argentina en el 2050.

Que Dios bendiga a la Argentina y que nos encuentre unidos, con un país floreciente y una logística a nivel de los países más desarrollados.