“La cantidad y atomización de operadores logísticos garantizan una alta competitividad del sector”.
“La logística es la pasión diaria que motiva mi vida laboral desde hace 30 años”, confiesa Marcelo Ormachea, gerente General de Celsur Logística, cargo que desempeña desde 2014.
Con casi 14 años en la empresa, especializada en servicios logísticos integrales y soluciones para toda la cadena de suministros, este ingeniero industrial (UBA) con un máster en administración de negocios (UCA) asegura que la logística viene de demostrar su altura profesional durante la pandemia.
“Tuvimos que redoblar esfuerzos en algunos sectores y soportar la pronunciada baja en otros mientras, simultáneamente, hacíamos frente a demandas puntuales de carácter social como la campaña #SEAMOSOUNO para entregar 1.000.000 de cajas de alimentos y productos de limpieza a las familias más necesitadas del conurbano bonaerense. Sin dudas, un enorme desafío que venimos llevando a cabo cuidando a nuestra gente con la aplicación de estrictos protocolos que nos permiten reducir casos graves de COVID-19 en nuestro sector”, explicó.
Para el logista, con experiencia en varias empresas 3PL desde donde desarrolló proyectos de negocios para segmentos como retail, bienes de consumo, petroquímicas o industria Automotriz, entre otros, los operadores logísticos argentinos cuentan con un alto nivel regional, sobre todo por la capacidad y conocimiento que tienen sus recursos humanos, con una formación por encima de la media en la región. De hecho, señala, “si tuviera que analizar las circunstancias que conspiran para alcanzar un mayor nivel internacional, diría que la inestabilidad económica nos obliga a dedicar mucho tiempo en negociaciones con nuestros clientes o proveedores y que las altas tasas de crédito hacen inviable invertir en la última tecnología desarrollada a nivel mundial”.
-¿Cómo describiría a los profesionales del sector?
Nos encontramos justamente en un momento bisagra que producirá un cambio profundo en el perfil de los recursos humanos del sector logístico y que se manifiesta en dos aspectos totalmente diferentes. Por un lado, la primera línea se encuentra, por cuestiones generacionales, ante un recambio inevitable. Eso produce o producirá cambios inexorables en las organizaciones que conducen y en todo el sector por la importancia que tienen esas organizaciones en la actividad.
Por otra parte, la revolución tecnológica actual que se manifiesta en el uso intensivo de herramientas informáticas a todo nivel está produciendo un cambio general en el perfil de conocimientos de nuestros colaboradores. El uso de la tecnología será un requisito indispensable para todos y, particularmente, para los mandos medios que no podrán operar sin ese manejo. Por supuesto, todo esto redundará en una mayor jerarquización de nuestros profesionales.
-¿Cuál es su visión del negocio logístico en la actualidad?
No existe “un” negocio actual. La tercerización logística es una actividad bastante madura en Argentina y, por eso, el “negocio” ha sufrido una segmentación profunda con actores especializados. Existen operadores de distribución a nivel nacional, operadores de nicho que sólo atienden un mercado vertical u operadores de lo que en el mundo se denomina “contract logistics”. En todos los casos podemos encontrar que el negocio hoy pasa por ofrecerle a nuestro cliente el complemento que le hace falta.
Respecto del futuro, no soy original si digo que las nuevas tecnologías en general (IoT, blockchain, IA, automatización o robótica), junto con el eCommerce están dándole forma al nuevo escenario en el cual se desarrollará nuestra actividad en el corto plazo. Este combo provoca un “acercamiento” del consumidor final al productor y una explosión de las entregas domiciliarias, lo cual redunda en más logística y menos intermediación en la cadena de suministros. Y todo esto generará nuevos desafíos pero muchos más negocios para el sector logístico, más precisamente para aquellos que logren adaptarse ágilmente a esta nueva realidad.
-Desde ciertos sectores industriales se dice que la logística argentina es muy cara. ¿Qué opina al respecto?
Me pregunto en comparación con qué. ¿Con el resto de la región? ¿Con los estándares a nivel mundial? En cualquier caso no existen mediciones objetivas que puedan afirmar esto porque ningún organismo internacional o regional se ha ocupado de realizarlas.
De hecho, el mayor esfuerzo en este sentido ha sido el estudio competitivo de costos realizado por la propia Asociación Latinoamericana de Logística (ALALOG), hace unos años, donde demostraba que esas comparativas dependen mucho del tipo de cambio y de los costos relativos del sector, con una correlación muy fuerte entre costo logístico y costo de la mano de obra y el combustible en cada país.
-¿Y qué reflexión hace cuando escucha hablar de la logística como responsable de la suba de precios en productos de consumo masivo?
No es más que una de esas falsas “verdades reveladas” que promulgan aquellos que quieren desviar el foco de los problemas de fondo que enfrenta el país. De todas formas, como actividad, tenemos que hacer un “mea culpa” porque no hemos logrado todavía desvirtuar esa falacia o, por lo menos no del todo, a pesar de los esfuerzos comunicacionales que hacen nuestras cámaras y empresas.
Cualquier persona que haga un análisis mínimo del impacto de la logística en el precio de los productos en nuestro país encontrará enseguida que la incidencia del costo logístico se ubica entre un 1% y un 8% del valor de los productos al público, con un promedio por debajo del 4%.
La cantidad y atomización de operadores logísticos en el mercado garantiza una alta competitividad de nuestro sector, algo que no pueden decir algunos de nuestros principales proveedores, como por ejemplo los productores de combustibles, que ajustan sus precios en forma coordinada y sin permitir ninguna negociación.
-¿Cuáles son los principales problemas que afronta la logística argentina?
Algunos ya los mencionamos antes, como la imposibilidad de planificar a largo plazo o concentrarnos en mejorar la productividad debido a la inestabilidad económica que nos obliga a dedicar mucho tiempo en negociaciones con clientes y proveedores. También las altas tasas de crédito que hacen complicado invertir en tecnología. Otro aspecto es la falta de infraestructura logística a nivel país. El deterioro de rutas, vías férreas y navegables, puertos y falta de autopistas genera extra costos todo el tiempo.
-Si pudiera definir un plan logístico nacional a largo plazo, ¿cuáles serían sus puntos esenciales?
Es muy difícil hablar desde el pequeño lugar que uno ocupa en el contexto general. Pero si hablamos de logística de cargas en general, empezaría por un relevamiento del status actual y la diagramación de un plan basado en las necesidades reales que surjan de dicho relevamiento. La falta de esos datos es una de las razones que nos han traído hasta la situación actual en términos de infraestructura.
Además, otro punto para proponer como iniciativa para que implemente algún gobierno sería un plan de inversiones en infraestructura logística (rutas, puertos, vías, material ferroviario), segmentado para los distintos flujos según el volumen a transportar y las distancias a recorrer, y que permita usar el medio correcto para el producto correcto incrementando la productividad.
También trabajaría en el desarrollo inmediato de plataformas de documentación electrónica basada en nuevas tecnologías, como blockchain, que permitan eliminar por completo la operación con papeles en el flujo de mercaderías dentro del país. Algo muy simple, rápido y de bajo costo con altísimo impacto (incluso para aumentar la recaudación impositiva por eliminación de la actividad informal). Y, por último, un programa de créditos con tasas de interés a nivel internacional que permita a los actores del mercado invertir en el equipamiento y tecnología de punta que aceleren la mejora en la productividad del sector.
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