Roberto Liatis, un visionario de la logística, maestro de varias generaciones e impulsor de la asociatividad y la capacitación, falleció en Buenos Aires en la madrugada del 1 de diciembre de 2017, a los 88 años.
“La logística es la administración del tiempo”, era la breve y contundente definición que adoptó para la disciplina que fuera su pasión. Él, también aprendió a definirse con los años y solía verse como “apenas un técnico en grandes motores que aprendió lo que es la supply chain en la práctica”.
De hecho, técnico en grandes motores de combustión fue el único título profesional que tuvo y, sin embargo, fue uno de los impulsores más incansables de la capacitación logística en Argentina y parte de la región. De origen muy humilde, Roberto se formó como técnico especializado en grandes motores estacionarios de combustión interna y, en 1955, comenzó a recorrer la Argentina reparando motores en usinas generadoras de electricidad, lo que le permitió conocer el país aun sin saber la importancia que este conocimiento tendría para su futuro.
Entre 1965 y 1988 fue comprador de transportes en la empresa tabacalera Imparciales-Massalin. Luchador implacable por lograr los mejores costos para su empresa, la experiencia le permitió comprender la importancia de los inventarios, el tiempo, la entrega justa en el lugar indicado, y ponía estos conocimientos sobre la mesa con la seguridad de la experiencia acumulada y la tenacidad “de un griego”.
Amigo de sus amigos (a muchos de los cuales ayudó con consejos o también económicamente), Liatis tenía pasión por el tango, que bailaba como un profesional, por el club de fútbol Chicago, y por la buena comida compartida en largas charlas.
Una desavenencia con la empresa tabacalera lo llevó a pedir su jubilación anticipada. Otro visionario de la logística que había lidiado con aquel comprador feroz, Oscar Andreani, advirtió el valor de ese hombre y lo incorporó al Grupo Logístico Andreani como asesor adscripto al Directorio y la Gerencia General, donde trabajó hasta que lo aquejó una severa enfermedad hace poco más de dos años. Andreani y Jorge López escucharon sus ideas y consejos y, desde ese espacio, potenció la actividad en la Argentina.
Su gran especialidad fue el cálculo de costos de transporte y sus técnicas están en la base de los Índices de FADEEAC y CEDOL, así como en las cámaras empresarias paraguayas y uruguayas.
Creía en la asociatividad y en la necesidad de que las personas y empresas se vincularan y compartieran conocimientos antes de que la palabra “benchmarking” fuera de uso corriente. Aunque se presentaba a sí mismo humildemente, Roberto se sentía sólido en sus conocimientos y argumentaba con vehemencia, aunque siempre cedía cuando entendía que estaba equivocado. “Hay una sola ley superior a todas, la de la gravedad: todo está sometido a ella, y al final todas las mentiras caen y la verdad, tarde o temprano, sale a la luz”, le gustaba decir.
Fue un activo promotor de la creación de la Cámara Argentina de Transporte de Mercancías Peligrosas (CATAMP), de la Asociación Argentina de Logística Empresaria (ARLOG), de la Cámara Empresaria de Operadores logísticos (CEDOL), de la Fundación Profesional en el Transporte (FPT), etc. En la FPT diseñó el Programa de Formación Obligatoria de Conductores de Transportes de Cargas de la Argentina y fue el generador del “Libro Azul”, compendio de actividades de la FPT del cual se realizaron cuatro versiones partir de 2003.
Fue miembro del staff de consultores externos del Centro Tecnológico de Transporte, Tránsito y Seguridad Vial (C3T) de la Universidad Tecnológica Nacional y docente en diversos cursos de la actividad, entre los que se cuenta el Diplomado en Logística de la Fundación Andreani.
En el seno del C3T, fue el creador y coautor del libro “Historia de la Logística en la Argentina”, editado en 2014. Al año siguiente, CEDOL lo reconoció como “Personalidad Logística del Año”.
Entre sus últimas participaciones profesionales cabe mencionar su asesoramiento al Gobierno Nacional para la reglamentación de la modificación de longitud de las unidades de transporte carretero, que abre paso al uso de bitrenes.
“Hay que dejar el mundo tal como llegamos”, era otra frase que le gustaba decir, y así se fue, con muy poco en lo material, pero con incontables obras y, sobre todo, amigos y discípulos, muchos de los cuales disfrutaron de compartir su sabiduría. Muchos otros, sin saberlo, lo hacen y lo seguirán haciendo al tomar contacto con innumerables actividades en las cuales está impregnada su genialidad.
Extracto del texto publicado en Webpicking.com
MARIA JULIA LANDEIRA
Tuve el placer de que nos diera una clase en el Posgrado de Logística de la UB y a modo de anécdota, cuando llegó a la jornada, -en uno de esos días en que el tránsito de Buenos Aires estaba imposible tal cual nos tiene acostumbrados-, no se cansó de transmitirnos sus disculpas porque justo él, una persona de la logística, había llegado tarde, algo imperdonable para quienes nos especializamos en esa área y en donde el cumplimiento y la puntualidad son esenciales… Disfruté mucho su charla y lo recuerdo con afecto. Siento su pérdida…
Bruno
Una gran persona, en especial mi mentor en la logistica, con quien trabajé en la misma compañia y me transmitió muchos conocimientos, siempre me empujaba para crear ideas nuevas, para no quedarme quieto porque la logistica trata de eso, de usar la cabeza, fue quien me hizo redescubrir este mundo maravilloso y tambien quererlo, los logisticos somos especiales. Sin duda una gran perdida, hoy en dia muy pocas personas tienen ese amor y transparencia en la profesion.
Claudio Badano
Roberto fue Profesor mio en el Posgrado de Logística de Andreani de Contexto y Costos, la simpleza con que resolvía lo complejo fue increíble…Gracias Maestro !