Como indica la experiencia, el tema de los costos logísticos ocupa cada vez más a las organizaciones. En el caso de los operadores, la existencia de una estructura de costos que brinde los niveles de servicio a las operaciones de sus clientes, constituye una de las variables clave de su proceso empresario y, a su vez, estos costos deben ser la contrapartida de los niveles de servicio requeridos por sus clientes.
Si bien existen tres tipos de costos (visibles, ocultos e impositivos), repasaremos los costos visibles. Cuando nos introducimos en el tema, vemos que hay una serie de costos que si bien no son controlables ni por operadores ni por clientes, tienen la característica de estar bien documentados, con difusión pública, transparentes, de aplicación imprescindible y necesaria, tales como: mano de obra directa (40/89); combustibles; seguridad; alquileres o amortización del equipamiento y de los m2 donde se realizan las operaciones; seguros y otros costos necesarios como neumáticos, peajes, patentes, etc.
Todos estos componentes, que constituyen una parte significativa del costo de las operaciones, figuran y son calculados mensualmente por la Universidad Torcuato Di Tella y la Universidad Tecnológica Nacional, para conformar los habituales indicadores de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac) y de la Cámara Empresaria de Operadores Logísticos (Cedol), respectivamente. Esta metodología permitió al mercado tener una herramienta y un respaldo de autenticidad, sólido y solvente, que no permite dudas sobre los resultados del cálculo y, de esta manera, mantener el equilibrio necesario para la relación entre las partes.
Tormenta perfecta
Como se puede observar al repasar los años anteriores, los porcentajes fueron sumamente altos y distorsivos dentro de la economía real, esto es justamente lo que producen los escenarios con alta inflación: distorsionan los valores relativos de un servicio o producto. Pero hay que entender e interpretar este fenómeno para que no se perjudiquen las relaciones entre las partes y para que no salgan notas referidas al impacto de los costos operativos como si estos fueran culpables de la subida general de precios de la economía. Los costos operativos del transporte y la logística no son los formadores de precios, son parte de los costos de una organización, pero no forman las grandes distorsiones que se suelen mencionar.
Ahora bien, en el período que va del 1 de enero al 30 de junio de 2017 se ingresó en una aparente normalidad. Pero a partir del mes de julio, se formó una tormenta perfecta con el incremento del combustible (6%) y de la mano de obra (11%). Tomando en cuenta estos 2 drivers solamente, los indicadores se elevarán a niveles semejantes o superiores al 13%.
Es preocupante, pero esperamos que sólo tenga un efecto “lomo de burro”: subimos cuando los cruzamos y luego vuelven a la normalidad. ¿Será así? Difícil pronosticarlo porque ya hay otros incrementos de mano de obra fijados por la paritaria para el corriente año, un alza de costos de seguridad y, además, se habla de un nuevo incremento de combustible para octubre. Esperemos que no se produzcan, pero nos quedamos con la inquietud.
Es notorio que estamos mejorando con respecto a los últimos años, pero aún falta camino por recorrer. Debemos continuar trabajando en equipo entre el Estado Nacional, los generadores de carga y los prestadores de servicios para mejorar los costos. Los medibles, pero también los ocultos y las improductividades.
Autor: Carlos Musante, director Técnico de Cedol.
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