En los últimos años vimos surgir y tomar relevancia a ciertos conceptos en el mundo del marketing y especialmente en la industria del retail. Uno de ellos es el de la “Mobilización”, el cual significa que todo se ha tornado “Mobile”. La penetración de Smartphones ha crecido muchísimo y hoy es el medio que más conectividad brinda en el mundo. Con esto, el consumidor tiene el poder de compra en la palma de su mano 24×7 y hay que responder a esto para también aprovechar la gran oportunidad de estar en permanente contacto con los clientes. Por ello, cualquier plataforma o desarrollo para el consumo tiene que ser pensado Mobile, o móvil si se hace la estricta traducción al español.
Otro concepto nuevo y muy relevante es el de la “Milenización”, el cual explica que la generación Millennial ha tomado mayor proporción y peso en la población, y que además sus patrones de consumo han sido adoptados por otras generaciones.
Por su parte, está el crecimiento de la llamada “personalización masificada”, que implica la oferta de diferentes versiones de un producto con detalles individuales para grandes volúmenes de clientes. Ejemplos claros son las estrategias “crea tu propio reloj” o “diseña tu propia fragancia”, de las cuales, cada vez notamos mayor aceptación de los consumidores.
Con respecto a la atención, el consumidor latinoamericano ha venido evolucionando de buscar un producto o servicio que satisfaga una necesidad básica o funcional, a la expectativa de recibir un buen trato con poca espera y un beneficio emocional dentro de la experiencia de compra. Por eso, el éxito y desarrollo de los centros comerciales juegan un papel clave en este punto.
Si bien las categorías de los servicios más buscados varían de acuerdo a cada país de nuestra región y a la segmentación psicográfica (por estilos de vida), tenemos como patrón los siguientes grandes grupos: restaurantes, tiendas departamentales, supermercados y decoración de hogar, en los primeros lugares. Le siguen heladerías, cafeterías y entretenimiento (cines y teatros). Posteriormente están los servicios financieros y de telefonía, calzado, accesorios y moda. Por último, deportes, salud, belleza y cosméticos.
Y hablando de Latinoamérica como región en términos de sincronización económica y patrones de consumo, por un lado, tenemos a la alianza del Pacífico compuesta por México, Colombia, Chile y Perú con buenos resultados de crecimiento del retail durante la última década. Después tenemos, con algo más de inestabilidad, a los principales miembros del bloque del Mercosur (las principales economías del Atlántico; Argentina, Brasil y Venezuela).
Salvando estas distancias, la clase media de Latinoamérica en general tiene una demanda creciente ya que existen grandes franjas de la población que han salido de la pobreza y desean consumir y progresar socialmente.
Entendiendo esta situación como una realidad “post auge” nos encontramos con consumidores ávidos por adquirir productos y servicios, por experimentar, disfrutar y gratificarse, pero también con sus posibilidades sujetas a las políticas de gobierno de los países como el acceso al crédito, la estabilidad laboral, la salud y la educación qué serán cruciales para el desarrollo de esta región. Hoy el consumidor latino está empoderado, quiere mostrarse, se ve exitoso y está orgulloso de su país y región.
Autor: Lisandro Zapararte, Director para el Cono Norte de Marco Consultora.
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