A través de un comunicado oficial, la Cámara Empresaria de Operadores Logísticos (Cedol) volvió a explicar, una vez más, la participación de los costos logísticos en el valor de diversos productos de consumo masivo. Como sucede desde hace unos meses, explicaba el mensaje, “observamos con incredulidad y sorpresa cómo desde determinados sectores industriales y políticos buscan correr el foco de los constantes aumentos hacia las empresas de transporte y logística, demostrando no sólo el desconocimiento de la actividad, sino también su incidencia en la cadena de valor”.
Desde Cedol, se proponen negar estas manifestaciones y dejar en claro que la actividad logística no es formadora de precios. “Los costos que determinan sus tarifas surgen en un 75% de los valores del combustible, la elevada carga impositiva y la mano de obra, todos indicadores definidos por terceros y que, en los últimos tiempos, no paran de crecer, provocando el aumento de los costos para las empresas”, explicaron.
Además, repasaron que ya sobre el final del 2016, la Federación de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac) demostró mediante un estudio del Instituto de Profesores Universitarios de Costos (IAPUCO) que, por ejemplo, en una tarifa de $1000 que cobra una empresa de transporte, el Estado se queda con $400 en impuestos y el empresario con $40. El resto se destina a cubrir costos como combustible, peajes, mano de obra, seguridad, sistemas, marketing, mantenimiento, limpieza, etc.
“Es decir que, tanto la carga impositiva, como el combustible y peajes, están llevando los costos logísticos a valores nunca vistos y, además, el sector debe soportar a diversos operadores políticos y económicos que asocian a la logística con la falta de competitividad. Demasiado competitiva es la logística nacional, considerando el contexto”, aseguraron.
En consecuencia, el comunicado resumía que “es imperioso asumir la verdadera situación y trabajar para bajar el peso del costo del Estado y detener el aumento de otras variables que inciden fuertemente en la actividad. Porque con este modelo, y al ser la logística una actividad de mano de obra intensiva, se hace muy difícil combatir el trabajo en negro”.
Para la Cámara, “ni siquiera la anunciada nueva infraestructura mejorará la cuestión porque, si bien favorecerá la circulación, también incrementará costos a partir de los nuevos peajes. Por ejemplo, el proyecto conocido como Paseo del Bajo, obligará a que cada camión que ingrese a Capital deba hacerlo necesariamente por accesos con peajes”.
En otro pasaje del texto que difundieron los operadores logísticos, se remarca que “en Argentina es difícil pensar en una actividad más transparente en términos de competencia que la logística y el transporte, donde compiten en el mismo mercado cientos de operadores logísticos, miles de empresas de transporte, de forwarders, de depósitos fiscales y despachantes de aduana, varios puertos nacionales e internacionales y los transportes propios de empresas industriales y comerciales que también venden y comercializan servicios de transporte. Es decir, ¿qué posibilidad existe de tener costos que no agreguen valor al producto? Ninguna”.
Por lo tanto, concluyó el texto de Cedol, “antes de decir que el costo logístico encarece los productos o resta competitividad, sería apropiado conocer la ecuación y determinar realmente a dónde van esos altos porcentajes que incrementan los valores de los productos. Porque, ciertamente, no están en la logística”.
Los peajes golpean al transporte
Por su parte, la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac) emitió un comunicado en el cual manifestaba que “pese a que resulta innegable la buena voluntad en los proyectos del gobierno que aseguran querer mejorar la productividad del sector, el constante incremento de las tarifas sigue inflando el globo de costos que el transporte de cargas debe afrontar”.
Asimismo, la Federación se refirió a los recientes aumentos en los peajes de las autopistas porteñas y que abarcan a los accesos Norte, Oeste y el Corredor Atlántico que incluye la Autopista Buenos Aires-La Plata. Estos incrementos pueden llegar a porcentajes de entre 180 y 250 por paso en “horario congestión”.
Para el transporte de cargas, esto representa una cifra descomunal que afectará enormemente la economía del sector. El transportista, sin tener responsabilidad en la gestión de este aumento, una vez más se verá obligado a trasladar el costo al precio final del flete.
Desde Fadeeac aseguran que “es necesario y urgente revisar éstas políticas. Continuamos firmes en nuestra postura de diálogo con las autoridades del Gobierno para lograr una mayor competitividad y progreso del sector, siendo que somos una pieza fundamental en la cadena productiva”.
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